(1) Cambio de Ánimo
La semana empezó con una actitud más relajada, y terminó mal. “Cambio de ánimo” había titulado Página/12 uno de los artículos publicados el lunes pasado en su edición impresa, en el que se comentaban las renovadas voluntades de la trouppe K: “Varias de las principales figuras del Gobierno sienten que están empezando a alejarse de a poco del incómodo lugar donde los dejó el resultado electoral del 28 de junio”. Al mismo tiempo, La Nación daba la buena noticia de bajas en las tasas que los bancos cobran por préstamos al consumo. La tormenta semanal, arrasó con esas novedades. Así, hoy domingo, Clarín retoma una hipótesis pre-electoral: la voluntad de Kirchner de sacar a Scioli de la gobernación bonaerense, llevarlo al Congreso, y dejar a Ballestrini como hombre de confianza y peso en ese bastión.
En la Vendetta K –según van der Kooy- también caerían Rossi y Pichetto, consecuencia del error parlamentario de hace unos días, donde el campo salía ganando algo que rápidamente perdería mediante el veto.
(2) Martes (ácido) de limón
“Que se la recontra metan en el medio del culo”. Así disparó Reutemann en las tapas del martes. Más allá de la discusión sobre la palabra con C (y la paradoja de un diario Popular que la escribe con puntos suspensivos), lo interesante de la frase fue la reinstalación del debate numérico: el 2011. Titulaba ese mismo día Ámbito Financiero: “Solá relanza 2011 tras vacío del `Lole´”; “PJ díscolo exhorta a De Narváez a definirse”; “Das Neves se relanza desde Piedra del Águila”. Tres encabezados más que representativos del sentir semanal… Ese mismo día, se especulaba con un alza de las retenciones al 45%.
(3) La ida y la vuelta
De alianzas está hecha la política, el candombe local. Nadie se sorprende con eso. Más bien, su volatilidad es la que despierta y hiere sensibilidades. Es así como, en sólo algunos meses, el periodismo se sorprendió con llamativas migraciones internas: del kirchnerismo, hacia fuera de él, y de fuera de él, a sus más profundos intestinos. Las llamadas fuerzas centrífugas y centrípetas, “tendencias de cada momento”, según marcaron los medios.
El clima pre-electoral vio marcharse altaneramente a varios: el mismísimo Reutemann, Romero, Solá, y tantos otros protagonistas del torrente de la “sangría del kirchernismo”. Pero como las hemorragias en algún momento cesan, la semana pasada fue el escenario de las vueltas. Comenzó el lunes con la pelea, y posterior ruptura, Latorre-Lole. Aunque el de la senadora no haya sido un camino explícito hacia las huestes K, varios periodistas lo tildaron de acercamiento encubierto. La reaparición de María del Carmen Alarcón, no dejó lugar a las dudas: otrora crítica, ahora funcionaria. De la Sota fue otro de los que se sumó al regreso, y sigue la lista.
Aunque el peso de los nombres no sea equiparable, simbólicamente, las idas y vueltas son un reflejo de las debilidades partidarias que hoy existen. Tal vez los resultados que el oficialismo consiguió en el Congreso sean un mejor reflejo de que la ida -aunque concreta- puede no ser tan fuerte.
(4) Parantes
El miércoles el veto se convirtió en un paro. Un paro “porque en el último año nunca hubo tanto malestar como ahora entre los productores rasos del campo con el gobierno de los Kirchner” (J. Morlaes Solá, La Nación, miércoles 26 de agosto). Y un paro al que “no le encuentro asidero –según A. Fernández-. Las medidas que tomamos van en sentido de lo que pidieron ellos en público y privado (por los integrantes de la Mesa de Enlace) y no se comprende el objetivo de un paro de estas características". El paro del desencuentro.
(5) Para terminar la semana
El jueves, Amado siguió volviendo al FMI, y en un camino sin definiciones, el ministro continuó por la senda de los que –también- retornan. Y ese mismo día se “presentó la ley para controlar a los medios”, donde Cristina, con “tono triunfalista” envió “el proyecto para amordazar a los medios” (Clarín, primero, luego La Razón, ambos titulares del viernes). Partes de una discusión que todavía, verdaderamente, no empezó.
(6) Fin de la cuestión
Adelantamos el término de estos siete días en el primer párrafo: rumores sobre las semanas siguientes. No hay semana que no vaticine, en algo, a la próxima. Las tensiones entre el poder ejecutivo y sus más cercanos representantes en el Congreso (Rossi y Pichetto) ilustran bastante bien las flaquezas del gobierno. Las declaraciones de Reutemann, hacen lo propio con la oposición. El paro del campo, sembrado entre dudas y especulaciones, presenta interrogantes sobre lo que se pretende cosechar. Hay, indudablemente, muchas dudas, dudas que crean rumores, rumores que se hacen debates, y debates que no siempre tienen una resolución. Pasó una semana de muchas dudas y fútbol abiertamente gratis. Mañana empieza otra.