La volatilidad es inherente a la economía que reina en el mundo. Es fácil pensar en los últimos 20 años y recordar al menos una o dos crisis que hayan afectado a cada una de las regiones del globo. Sencillo decirlo, difícil vivirlo. Sin embargo, la frecuencia y forma en que las bajas económicas afectan a los países es lo que termina diferenciando la calidad de vida entre sociedades.
Retomando una discusión de la
Cátedra Volman -donde se comparaba política fiscal y monetaria de Estados Unidos y Argentina-, contrastamos aquí las variaciones de crecimiento de estos dos países en los últimos 50 años, viendo las diferentes "malas rachas" de sendas economías.
Empecemos por el gráfico compartido. ¿Cuál fue, hasta el año pasado, la economía más "endeble"? Indudablemente, la argentina. De los 49 años contemplados (1960-2008), nuestro país tuvo en 17 oportunidades una tasa negativa de crecimiento, lo que lleva a vislumbrar la existencia de una "crisis", en promedio, cada 3 años. El gigante del norte, por el contrario, sólo tuvo tasas negativas en 5 ocasiones, diferencia no poco significativa. No queda ahí la pelota: si promediamos las variaciones negativas de la Argentina, obtenemos una media de -3,5%, mientras que al hacer lo mismo para Estados Unidos, esa tasa da -0,6%. Ergo: cuando la república del sur cayó, lo hizo con más fuerza.
Pasemos a la Argentina. Basta ver los brotes rojos (en círculos rojos quedaron marcadas las instancias problemáticas de ambas economías) para darse cuenta de lo que veníamos hablando antes. No pretendí ser exhaustivo al dibujar los circulitos, pero contando por encima, uno ve 14 momentos críticos en la historia nacional reciente. Lo que por encima de todo llama la atención es el rumbo zigzagueante de la serie, que, descontando los primeros años del Carlo y la vida política del Néstor, no parece poder quedarse estabilizada en ningún valor. La tasa anualizada de crecimiento punta-a-punta es curiosamente alta: 2,7%. Ésta última podría usarse para argumentar acerca de la incapacidad de los mandatarios locales al momento de suavizar los vaivenes económicos. USA*. De un vistazo, también sería posible desdeñar el crecimiento de la América norteña en los últimos años, pero sería una actitud algo miope. ¿Por qué las idas y vueltas de la serie colorada-azul no son tan preocupantes? Primero: los máximos y mínimos son un sostén de la fortaleza yanqui, donde el mayor crecimiento del período fue del 7,2% y el menor de -1,9%, o sea, máximos y mínimos más bajos que la Argentina (10,6% y -10,9%, respectivamente). Los extremos, en estos casos, no son demasiado positivos. En segundo término, viendo los círculos rojos uno se encuentra tan sólo con 8: casi la mitad de los que tenía nuestro país. Asimismo, las bajas pronunciadas suelen estar acompañadas por cuatro o más años de bonanza (respiros necesarios, sobre todo para reincorporar gente al mercado laboral). Síntesis. Las características de una y otra economía obviamente hacen complicada la comparación. Mientras que las crisis que se generan en Estados Unidos repercuten en todo el mundo, incluida la Argentina, no sucede lo mismo en sentido contrario. La actual, es un claro ejemplo de ello. En simultáneo, las políticas que cada uno de estos gobiernos tienen a su disposición son muy diferentes. Basta decir que EEUU es el emisor de la moneda global: el dólar. De todas formas, sería necesario aprender localmente a responder y prever estos eventos tan poco deseados. Principalmente, para dejar de seguir viviendo a los tumbos, y bajar de esta especie de montaña rusa que hace de cada argentino, en medio del chori y el vino del domingo, un "economista". *Recientemente se publicó online un gráfico interactivo del WSJ donde se pueden ver en detalle las crisis de USA. El link, haciendo click aquí.