En este contexto es que hoy La Nación titula la tapa de su suplemente económico con un alarmante: "Se estancó la distribución del ingreso en los últimos dos años". Y es en ése artículo donde nos convida con unas estimaciones privadas del Gini y de la brecha entre el ingreso de los más pobres y los más ricos. Resultados recientes para ambas variables:
"Salvia estima que en 2007 el coeficiente de Gini mejoró a 0,497, pero en 2008 empeoró a 0,502, dos años en que la economía y el empleo continuaban creciendo."
"SEL recuerda que en 2003 el 10% más rico de la población tenía ingresos 59,7 veces superiores a los del 10% más pobre. En 2006 la brecha se redujo a 33,8 por "el crecimiento de la economía, pero sobre todo [por] la creación de empleos". En el primer semestre de 2008 (último dato estimado por SEL), el 10% más rico tenía 33,5 veces más que el 10% más pobre."
Los datos, lamentablemente, no están calculados en base a información oficial, porque el lamentable INDEC no publica los números necesarios para calcularlos. Creamos que, bajo ciertos parámetros, reflejan la realidad. En síntesis, se está viendo que, entre el 2003 y el 2006 (aprox.) mejoró la distribución, pero que a partir de entonces este proceso se estancó, o peor aún, tuvo una reversión. ¿Cómo explicamos este fenómeno?
Tal vez sea interesante ver antes los causantes de la desigualdad de la década del 90, de acuerdo al paper "La distribución del ingreso en la Argentina" (Gasparini, Marchionni, Sosa Escudero):
"La evidencia disponible sugiere algunos determinantes importantes de estos cambios, particularmente del significativo aumento de la desigualdad y la pobreza en la última década. (...) Fuerte suba del salario relativo de los trabajadores con educación superior. Por un lado, cambios en la demanda doméstica y la apertura comercial generaron desplazamientos sectoriales a favor de servicios intensivos en trabajo calificado, principalmente negocios, finanzas y servicios profesionales. (...) Aumento en el empleo relativo de trabajadores con mayor educación, pese al incremento de su precio relativo. Finalmente, el poder sindical se debilitó en el período, al igual que el peso del salario mínimo, contribuyendo al incremento de las disparidades salariales.
(...) La evolución de los precios, en cambio, no parece haber afectado negativamente la distribución: la drástica reducción de la inflación en los noventa minimizó el regresivo impuesto inflacionario, mientras que los cambios de precios relativos favorecieron ligeramente a las familias de menores ingresos."
Brevemente, el paper sostiene que el incremento de la pobreza, la segmentación del mercado laboral (los que más calificación tienen ganan mucho más, y de forma despareja, con respecto a los menos formados), y poca defensa sindical y estatal para con el trabajo, llevaron a empeorar la distribución.
Vayamos ahora al período 2003-2008. Se me ocurren algunas ideas de los posibles causantes de la baja incial en la desigualdad, y el estancamiento posterior:
a) a diferencia de la década del 90, en este período la participación del sector servicios en la economía perdió lugar frente a la industria (y no sólo frente a la gran industria Capital intensiva, sino también al renacer de las PYMES). Esto puede haber abierto la puerta para la reincorporación de trabajadores menos calificados al mercado laboral, incrementando sin dudas los ingresos de éstos, y, por lo tanto, mejorando la distribución. Además, no hay que obviar lo obvio: el crecimiento experimentado creó mayores y diversos puestos laborales, tanto público como privado; un mercado laboral que absorve gente (lo contrario de lo que pasaba en los 90) mejora, al menos algo, la distribución, si suponemos además que partimos -como efectivamente era- de un desempleo y una pobreza altísimos.
c) la inflación de los primeros años de Kirchner, por varias razones tales como el congelamiento de las tarifas, estuvo sumamente controlada. No hubo un componente anti-distributivo en este sentido, sino todo lo contrario.
c) la inflación de los últimos años sin dudas perjudicó a los menos pudientes. No sólo eso, sino que el cambio de precios relativos, a favor de los commodities, llevó a un mayor encarecimiento de lo consumido por las personas de menores recursos: alimentos.
d) en términos impositivos -tal vez esté enfocando mal, pero...- no creo que haya habido una política claramente inclinada a favorecer ni a empeorar la distribución del ingreso. Es cierto que se mantuvo un esquema regresivo, pero eso no puede haber jugado ni para un lado ni para el otro en la balanza distributiva.
e) el regreso de las paritarias y una mayor presencia sindical, al contrario de lo sucedido en los 90, seguramente llevaron al mejoramiento de los salarios.
e) el límite evidente a esto es el freno económico... es entonces cuando vuelven a aparecer los paros a gran escala, las movilizaciones, los despidos, y las voces de empresarios que chocan con las de los sindicalistas. El clima actual.
f) por último, creo que habría que destacar el rol de la educación. Es evidente que una sociedad más educada, por varias razones tales como la homogeneízación de los salarios y el desarrollo de capacidades generadoras de riqueza, lleva a una mejor distribución del ingreso. Sin embargo, los frutos de una mejor educación son lentos, y tardan todo un "largo plazo" en llegar. De haberse realizados mejoras sustanciales en el sistema educativo nacional en los años previos -en este panorama veo avances y pasos en reversa- se podría esperar una mejor distribución en el futuro.
Creo que el uso político de este tema deja de lado demasiadas particularidades, muchas realmente importantes. En campaña pocas veces se ven verdaderas menciones a temas claves como el diseño del mercado laboral, modificaciones de los esquemas impositivos (más allá de las retenciones) o reformas educativas serias pensadas a futuro. Sin políticas en ese sentido va a ser imposible introducir a la Argentina en una senda donde la distribución del ingreso vaya más allá de condiciones coyunturales favorables. No hay que ser iluso: ese tipo de iniciativas requieren cambios estructurales, y con estos, esfuerzos sociales y voluntades diversas. A su vez, lo que implica años de construcción se destruye en abruptas reformas (es la década del 90 el mejor ejemplo de esto). En el discurso político actual, lamentablemente, parecería que, por el contrario, va a haber que conformarse con una tradicional dicotomía de niños: distribuir el ingreso es bueno; concentrar el ingreso es malo.
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