Ya no es sólo economía para Krugman . Al menos no economía, en un sentido muy estricto. Es que en su última columna del NYT, Krugman escribe preocupado y habla de las consecuencias políticas de la crisis. ¿Cuál es el dilema? La imagen y reputación de USA frente al mundo está despedazada y ya nadie confía -ni probablemente escuche y luego haga- en lo que dice USA. La preocupación del Nóbel es clara: todo aquello que recomendaba América hace unos años pareciera haber sido una farsa, y ahora, cuando se necesita coordinación y ayuda mutua, nadie quiere escuchar al gran país del norte (algo así como la fábula del Pastorcito y el Lobo). Dice Krugman:
"Indeed, these days America is looking like the Bernie Madoff of economies: for many years it was held in respect, even awe, but it turns out to have been a fraud all along.
Still, it’s a fact that the crisis has cost America much of its credibility, and with it much of its ability to lead. Far more important is the extent to which our claims of financial soundness — claims often invoked as we lectured other countries on the need to change their ways — have proved hollow.
How times have changed."
En la foto, las tres personas (Greenspan y compañía) que para la revista Time -como empieza su artículo Krugman- eran las encargadas de salvar al mundo, en 1999. No obstante, cuenta, esos tres americanos ahora no tienen auditorio mundial que los escuche. Según él, es la maldición de las tapas de revistas.
"Indeed, these days America is looking like the Bernie Madoff of economies: for many years it was held in respect, even awe, but it turns out to have been a fraud all along.
Still, it’s a fact that the crisis has cost America much of its credibility, and with it much of its ability to lead. Far more important is the extent to which our claims of financial soundness — claims often invoked as we lectured other countries on the need to change their ways — have proved hollow.
How times have changed."
En la foto, las tres personas (Greenspan y compañía) que para la revista Time -como empieza su artículo Krugman- eran las encargadas de salvar al mundo, en 1999. No obstante, cuenta, esos tres americanos ahora no tienen auditorio mundial que los escuche. Según él, es la maldición de las tapas de revistas.
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