La palabra con "N" es nacionalizaciones. Es la palabra que intentan evitar muchos de los políticos del primer mundo, en este contexto donde su uso, en verdad, es más recurrente en el plano de los hechos que en el de las ideas expresadas verbalmente (según Bloomberg, 335.000 millones de dólares se han destinado en EE UU a reforzar el capital de bancos). Es por eso que El País publicó una nota haciendo referencia al temor que el público -y, obviamente, los mercados- le tienen a la nacionalización de bancos y empresas varias:
"El debate asusta en EE UU porque en la cultura americana la nacionalización remite a fantasmas, a guerra fría, a comunismo", corrobora el catedrático en Ciencias Políticas Gabriel Colomer, porque "todos los partidos comunistas llevaban en su programa la toma de control de los bancos"
La cuestión no es tan extraña, en un país como USA, donde el 59% de los americanos piensan que el gobierno no es la solución, sino el problema:
"Muchos no se oponen a que el Estado intervenga, no por ideología, sino por pragmatismo. Pero sí rechazan que mande. Asociamos nacionalizar a que, además de poner dinero, el Estado mande y la retórica, el eufemismo, tiene su papel en las políticas públicas", considera el catedrático Antón Costas. Y de nacionalizaciones ha hablado una (ex) vaca sagrada como el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan: "Podría ser necesario nacionalizar temporalmente algunos bancos para facilitar una rápida y ordenada reestructuración. Una vez cada cien años, es algo que hay que hacer".
Yo le dejo una pregunta a Alan Greenspan: ¿Pensar en el futuro de las finanzas dentro de 100 años no es hacer algo así como magia negra y arreglar la crisis actual?
"El debate asusta en EE UU porque en la cultura americana la nacionalización remite a fantasmas, a guerra fría, a comunismo", corrobora el catedrático en Ciencias Políticas Gabriel Colomer, porque "todos los partidos comunistas llevaban en su programa la toma de control de los bancos"
La cuestión no es tan extraña, en un país como USA, donde el 59% de los americanos piensan que el gobierno no es la solución, sino el problema:
"Muchos no se oponen a que el Estado intervenga, no por ideología, sino por pragmatismo. Pero sí rechazan que mande. Asociamos nacionalizar a que, además de poner dinero, el Estado mande y la retórica, el eufemismo, tiene su papel en las políticas públicas", considera el catedrático Antón Costas. Y de nacionalizaciones ha hablado una (ex) vaca sagrada como el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan: "Podría ser necesario nacionalizar temporalmente algunos bancos para facilitar una rápida y ordenada reestructuración. Una vez cada cien años, es algo que hay que hacer".
Yo le dejo una pregunta a Alan Greenspan: ¿Pensar en el futuro de las finanzas dentro de 100 años no es hacer algo así como magia negra y arreglar la crisis actual?
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